26 de diciembre de 2012

Sobre el egoísmo

          La conocida sentencia de la pluma más ilustre de la economía política clásica: «it is not from the benevolence of the butcher, the brewer, or the baker that we expect our dinner, but from their regard to their own interest», no sólo nos revela un principio que es aceptado de manera unánime por aquellos hombres ocupados en temas de economía política hacia finales del siglo XVIII, también nos remite a una creencia firmemente establecida entre el común de los hombres. Nos referimos a la creencia en que el interés particular, el egoísmo, constituye el principio rector que rige de modo universal el actuar cotidiano del individuo en su relación con sus semejantes. Una vez más, y en carácter de refutación de semejante aseveración, recurriremos a Don Raúl Scalabrini Ortiz, quien en su ensayo Un olvido del egoísmo, nos presenta lo que tal vez sea la única excepción a este principio. Allí, Scalabrini nos dice «La amistad europea es un intercambio. La amistad porteña es un don: el único de esta tierra. En la amistad porteña hay un desprendimiento afectivo compacto, es egocéntrica, restringida en causas y profunda, con ternuras de madre y un poco responsera, no persigue remuneración alguna, se da libremente. Bastan dos amigos para conformar una tertulia donde un mundo completo y ficticio suplanta el “mundo verdadero”.» Y concluye: «La amistad porteña es un olvido del egoísmo humano».
A. Smith, The Wealth of Nations. An inquiry into the nature and causes, 1776

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